Después de más de 40 años de sacerdocio y 18 años con nosotros como capellán del Colegio, le ha llegado el momento de decir adiós a D. Francisco. Han sido años muy intensos de atender a todo y a todos tanto de forma directa y personal, como de forma pastoral e institucional. Han sido cientos de actos con nuestros alumnos, nuestras familias y con nuestros profesores. En ellos nos ha mostrado su infinita paciencia y su inmensa sabiduría. Esas ganas de educar en cualquier momento y de hacer entender a los niños el significado verdadero de la Eucaristía, desgranando y explicando cada uno de los ritos y gestos que se realizan en cada tiempo.
Destacables han sido también las jornadas de formación que a lo largo de los años nos ha ido ofreciendo en las que nos ha transmitido su profundo conocimiento y nos ha ayudado a acercarnos a la Historia Sagrada. Lo recordaremos por muchas cosas, pero serán memorables los momentos de silencio y meditación en los que él ha creído firmemente. Tras leer o escuchar unas palabras son necesarios unos minutos de silencio para interiorizar y «rumiar» su significado, para ver la aplicación en la vida personal o planificar cómo llevar esa enseñanza a la vida de otros.
D. Francisco nos ha dado muchas claves a todos, tanto a alumnos como a profesores, sobre cómo vivir nuestra fe en el Colegio, en casa y en la calle con los amigos. Bajo esas tres miradas hemos aprendido a analizar temas muy profundos y también a encontrar a Cristo en los momentos y gestos cotidianos.
Muchas gracias por su guía D. Francisco. Siempre tendrá un lugar en esta casa.